Poco a poco lo vas deshojándo como un libro antiguo de Shakespeare , vas cambiando de norte a sur , caminando sin mirar dentro de la grieta, la cual dejaste en una tarde fría e indiferente de Junio.
Tú haces creer a todos que vives utópicamente, piensas que él es un idiota, pero tienes razón, es un idiota, un idiota completamente flechado que se deja caer por tus condiciones y se somete, por no defraudar a la luna, al árbol y al mismo frío que se balancea en su vaivén.
La grieta se abre aún más, él sabe que no durara mucho, mañana no será lo que pudo ser ayer, el ayer que te atormenta, que no te deja en paz, algo inconcluso que debes concluir, que él lo sabe perfectamente y no sacas nada con ocultar, lo presiente, porque en el fondo sabes que no es un idiota, que él sabe mucho. Tú solo piensas en lo que pudo ser ayer; y él se somete, se deja llevar por tus impulsos, se esclaviza y se ciega cubriéndose con los ojos para contar hasta cien, se balancea una ves más y cae, aterriza en el barro, olfatea y recuerda.
Tú no lo quieres perder, pero debes concluir, ya no hay abertura, la lluvia lo hace recapacitar, él inhala profundamente llenando sus pulmones, cierra sus ojos y camina, solo, pero camina, porque tú para él, ya no estás.
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