lunes, 29 de marzo de 2010


"Rapidamente aprendí a conocer mejor esa flor. Siempre había habido en el planeta del Principito flores muy sencillas, adornadas con una sola corona de pétalos. No ocupaban mucho lugar y no molestaban a nadie; aparecían una mañana en el pasto y se marchitaban durante la noche.

... pero la flor no terminaba de prepararse para ser bella, al abrigo de su capullo verde. Elegía con cuidado sus colores. Se vestía lentamente, ajustando uno a uno sus pétalos. No quería salir toda arrugada como las amapolas. Quería aparecer en la radiante plenitud de su belleza. Pues sí, era muy coqueta. Su misterioso aseo había durado días y días. Y he aquí que una mañana, junto con la salida del sol, apareció."

lunes, 22 de marzo de 2010



"Si pudiera comprar una hora de amor, si me dieran solo eso, una hora de amor sobre ésta tierra, entonces te daría mi amor, para verte un poco mas"



domingo, 21 de marzo de 2010

Poema 2 de 3 piecesitos en ausencia (Homenaje)



Escribir, por ejemplo:


«La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»


Es lo que mas me cuesta,


me cuesta tiritar.


Pensar que las estrellas no existen y solo una cosa es clara:


Que la carne se llena de gusanos.



Puedo escribir los versos más tristes esta noche:


«Yo la quise, y a veces ella también me quiso. Y ella tambien me odio y yo tambien la ame.»


Y jugamos con las palabras y bebíamos las almas ajenas con un sorbo de ella…


Y un poco de mí.


Ella me quiso.


A veces yo también la quería.


Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos medios turnios mirando un punto fijo en el espacio.


Un maldito punto fijo!


¡Se te va todo, se nos va todo!


Se va mi voz,


que te hacía campana cerrada a cuanto no somos nosotros,


somos todos,


todos juntos estamos en un mismo fin,


tratar de conquistar las cabezas de la gente y que no se vayan,


quédense,


observen y miren precisamente el punto fijo


en el cual estamos todos desconectados


¡Dios mío!


El hombre ciego ignora que por donde pasáis,


un punto fijo de luz dejáis;


que allí donde ponéis el punto sangrante,


la luz y ella nacen más fragantes.



Ya no me queda nada por decir,


Todo lo que tenía que decir


Ha sido dicho no se cuantas veces.